lunes, 24 de abril de 2017

Alejandro Casona - La Dama del Alba

En una gran casa de campo vivía una familia alegre y unida, pero esta felicidad no duro mucho. Un día descubrieron el pañuelo de Angélica, la hija más querida de los cuatro hermanos, la cual había desaparecido y todos supusieron lo peor. Desde aquel trágico día su madre no volvió a ser la de antes, tenía miedo de perder lo poco que ahora le quedaba. Todos intentaban hacer que entrase en razón, explicarle que Angélica no volvería pero que las cosas no tenían por qué ir a peor. Un día apareció en su casa una mujer de bello aspecto, los niños no paraban de jugar con ella; era una peregrina que decía entrar en la casa en busca de cobijo, pero el abuelo no tardó en darse cuenta que sus intenciones no iban en ese camino, pues ella era la muerte y venía llevarse a alguien de ellos. Cuando la peregrina estaba en la casa llegó Martín, el marido de Angélica, con una joven muchacha en los brazos cuyo nombre era Adela. Al principio la madre no quería saber nada de ella pero luego la quiso al igual que los demás habitantes de la casa. A todos ellos les gustaba Adela y la querían como hija, hermana e incluso como mujer. Sí se puede decir que estaba sustituyendo a Angélica. Hacia las fiestas del San Juan volvió la peregrina y el abuelo supuso que venía a llevársela y con palabras amables suplicó que no se la llevara consigo, pero no le hizo caso porque a quien en realidad venía a llevarse era a otra persona.
El amor de Martín hacia Adela iba aumentando. Un día se armó de valor y se lo confesó, pero ella no quiso escucharle, pues sentía que traicionaría a Angélica. Martín finalmente decidió contarles la verdad: Angélica no estaba muerta. A los tres días de casarse se fugó con otro hombre y tal era su vergüenza que no quiso contar la verdad y para ocultarlo colocó su pañuelo para que pareciera que se había ahogado. Adela no se lo podía creer, pero acabó confiando en él. Poco después, cuando se encontraba toda la familia en la hoguera, la Peregrina descubrió el sentido de su visita a aquella casa.
Se dirigió hacia el río donde encontró a Angélica, la cual había vuelto porque su amor le había dejado. La Dama del Alba contó a Angélica la situación actual de la casa y la convenció de que no volviese. Enfadada, Angélica decidió quitarse la vida.
Poco después Martín encontró su cadáver y no pudieron evitar preguntarse por qué tenía el rostro como si acabase de morir.

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